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Carta a los Reyes Magos

Algún año después de dejar de creer en los Reyes Magos, decidí seguir escribiendoles una carta en la noche del 5 de enero. En lugar de pedir cosas materiales, comencé a anotar deseos para aquel año que empezaba, cosas que no podían comprarse con dinero pero que de verdad quería que ocurrieran. Y aprovechaba la carta para hacer un repaso del año que había terminado días atrás, a modo de balance. 

Lo mejor de todo es que un año después, cuando leía la última carta, me daba cuenta de que casi todo lo que había pedido se había ido cumpliendo a lo largo del año, casi sin darme cuenta.

Esta noche de Reyes ya he escrito mi página correspondiente. Solo puedo pedir dos cosas: mantener la salud y la sonrisa. Y que 2013 sea, por lo menos, tan bueno como 2012.