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España

La coyuntura político-económica que envuelve a España en estos momentos se puede explicar, metafóricamente, comparando al país con un barco que naufraga lentamente.

Zapatero es el capitán del buque, que se niega a abandonarlo hasta el momento justo en el que las aguas lo cubran por completo. Por su parte, los ministros y demás equipo de gobierno componen el groso de la tripulación, que se aleja en botes salvavidas para observar la catástrofe desde la total seguridad de la lejanía.

No resulta difícil imaginarlo, teniendo en cuenta que, en cuestión de semanas, la mano de la Providencia ha logrado colocar a Rodríguez Ibarra en el Consejo de Estado, a Aído en la ONU, o a Ojeda en la embajada de El Salvador (cito solo unos ejemplos). Con la pasmosa facilidad con la que encuentran trabajo los políticos, no me extraña que no reconozcan el alcance real de la crisis económica...


Dice el refrán que, a río revuelto, ganancia de pescadores. En esta historia, la ganancia se la adjudican los miembros de la oposición, en el papel de los piratas que observan de cerca la escena, esperando el momento más crítico para hacerse con el botín: los votos de las próximas Generales. No será un tesoro ganado en una gloriosa batalla, ni peleado, ni merecido. Pero será suficiente para asegurar su porvenir y el de sus hijos.

Porvenir que no tendrán los pasajeros del buque: hombres, mujeres y niños que, a no ser que sepan nadar con maestría o encuentren algo a lo que sujetarse, acabarán hundiéndose con el barco, abandonados por el capitán, la tripulación y los piratas.


El naufragio de "La Esperanza" - Kaspar Dietrich Friedrich -

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