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Cristianismo en clave de rock. Entrevista al Padre Jony

Le llaman el cura rockero, pero antes que cura y antes que rockero, el Padre Jony es una persona preocupada por los problemas del mundo, un buscador imparable. Destina todos los beneficios de sus conciertos, discos y libros a su fundación, "Provocando la Paz", con la que ha puesto en marcha proyectos en Guatemala, Sierra Leona y Brasil. Pero, además, dedica su tiempo a concienciar a los jóvenes españoles del importante papel que juegan en la sociedad de hoy, que es la que puede transformar el mundo de mañana. Esta es la conversación que mantuvimos esta semana, durante su visita a Zamora.




Estos días visitará varios centros educativos en Zamora, Toro y Benavente. ¿Cuáles son los mensajes que le suelen transmitir los alumnos?

En primer lugar, escuchan con atención lo que yo planteo, una charla de educación en valores a través de la música. Después abro un diálogo y, entonces, muchos se interesan por lo que estoy haciendo y reflexionan sobre cómo están otros de su edad en otras partes del mundo. Esto les ayuda a replantearse un poco la vida, a valorar más lo que tienen, incluso a plantearse que tienen que hacer algo por ayudar y mejorar este mundo. Otros de replantean aspectos de su fe.


Precisamente con un grupo de jóvenes y con varios profesores de instituto emprendió, hace un año, un proyecto al que bautizaron como “Radio Palangana”. Explíquenos en qué consiste:

Es el nombre de una canción del segundo disco que nace de una preocupación mía de que muchas veces llegan demasiadas noticias negativas y ninguna buena, dando la sensación de que estamos acribillados de malas noticias. Y eso, psicológicamente, desanima a muchas personas, quita la capacidad de reacción, sobre todo a los más jóvenes, que son quienes tendrían que mejorar este mundo. Como reacción puse en marcha Radio Palangana –que funciona como un podcast- con unos profesores. Elaboré un proyecto educativo con un guión básico para que el programa lo puedan hacer los jóvenes en los institutos. Ya está funcionando, destacando, sobre todo, las buenas noticias. Además de esto, los estudiantes escriben noticias utópicas que todavía no han pasado, pero que a ellos les gustaría que ocurrieran porque mejorarían el mundo. De esa forma, tienen que razonar un poco sobre qué tendría que ocurrir para que fueran realidad.


Este verano hemos acogido, en nuestro país, la Jornada Mundial de la Juventud. Usted que trata de cerca con los jóvenes, ¿cree que aquellos días les han calado de alguna forma o, realmente, no han servido para mucho?

Creo que todo ayuda en la vida y los jóvenes están en un momento de su vida en el que valoran mucho el hecho de encontrarse con otras personas de su edad y compartir los mismos ideales, la misma fe en Jesús… Eso es muy importantes y, a esas edades, todavía más. Cada encuentro de estos va sumando y les ayuda como punto de referencia en la larga etapa de maduración en la que se encuentran.



Es habitual que después de las charlas o de los conciertos se acerque la gente a hablar contigo ¿Cuál de estos encuentros te ha marcado más?

Hubo uno que me quedó grabado. Fue el caso de una chica, que se acercó a mí después de un concierto y me entregó una carta. En ella me explicaba que necesitaba lo que yo tenía, es decir, mi fé, mis ideales, mis valores, mis ganas de luchar por un mundo mejor… porque quería salir de la droga. Con el tiempo fuimos hablando, la fui acompañando y, gracias a Dios, salió de la droga. Ahora mismo está cuidando a su padre, que tiene alzheimer, está haciendo unos talleres de pintura para niños y cambió totalmente su vida. Yo siempre digo que, en su momento, me impactó que un amigo mío murió en la calle por sobredosis. Desde el Cielo, creo que ese amigo me ha ido guiando para encontrarme personas como estas, jóvenes muy necesitados, muy desorientados en la vida que, de esta manera, han podido replantearse su futuro.


Cuenta en el libro que, a lo largo de su carrera, se ha encontrado con muchas dificultades externas (falta de apoyo, envidias…) pero que las más importantes y las más duras han sido las internas, las que se plantea uno mismo. ¿De qué manera se combaten y se vencen, en el día a día, esas dificultades internas que a todos se nos pueden presentar?

Las dificultades internas son las que más desaniman. Creo que, si uno las afronta bien y las supera, es imparable. En ese sentido, el hecho de tener fe me ha ayudado mucho. Un interior bien cultivado ayuda a tener fuerza dentro de uno mismo (si se tiene a Dios todavía mejor, porque ello da esa esperanza especial con una visión por encima de las dificultades y de todas las cosas que nos afectan), ganas de luchar, constancia… Personalmente, eso me ha ayudado bastante, pero se tiene que cultivar cada día porque es cosa de mucho tiempo. Lo que pasa es que, a largo plazo, da resultados.


Vivimos momento de crisis, tanto económica como social: cinco millones de parados, familias que se han visto en la calle por primera vez, mas de la mitad de los jóvenes del país sin trabajo o con trabajos precarios... y, mientras tanto, la corrupción a la orden del día... ¿No cree que todo esto da para un nuevo disco?

Con todo lo que estoy haciendo estoy dando respuesta a todo lo que está pasando en nuestro mundo. Yo califico mi música de “profética” en el sentido de que los profetas denunciaban injusticias y eran como los centinelas del mañana que intentaban decir lo que se avecinaba. Mi tema de salida fue globalización alternativa, donde planteo todas estas cuestiones: el modelo de vida egoísta, depredador, ambicioso no se sostiene, y esto hace años que lo denuncio. Trae consecuencias negativas como violencia, crisis… En primer lugar, lo que transmito a los jóvenes en esta campaña de educación en valores es que ellos mismos se hagan una escala de valores a nivel interior: qué es lo que importa más en la vida: ser felices, Dios, la familia, la amistad, ayudar a los demás… Porque, por otro lado, el sistema lo que les impone es la economía por encima de todo, el dios dinero. Este sistema es el que nos llevado donde estamos. Yo les planteo estas cuestiones, primero, a nivel personal. Cada uno tiene una responsabilidad personal para poder mejorar su vida y mejorar el mundo, como aquel lema tan famoso: “Cambia tu vida para cambiar el mundo”. Hay que empezar por ahí, porque cada uno es responsable de sí mismo y de cómo quiere organizar su vida. Y los jóvenes todavía están a tiempo porque no han entrado aún en este sistema y todavía pueden plantearse opciones como las que les digo: una vida más sencilla, de crecimiento. Y luego, podrán hacer algo a nive colectivo, pero si uno está altamente endeudado, difícilmente podrá tener otras opciones porque intentará conseguir una cantidad económica a final de mes y tendrá que estar rabiando y muchas veces malviviendo, no podrá dedicar tiempo a la familia ni a mejorar el mundo.

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